PROYECTO INSTITUCIONAL DE LA PARROQUIA
“JESÚS MISERICORDIOSO” DE
ISIDRO CASANOVA.
BREVE RESEÑA HISTÓRICA DE LA IGLESIA CATÓLICA APOSTÓLICA ARGENTINA
El 26 de junio de 1970, en la calle Alberti 913 de la ciudad Autónoma de Buenos Aires. Se fundó la Iglesia Católica Apostólica Argentina.
El entonces Padre Leonardo Morizio Domínguez (sacerdote Ordenado en la Iglesia Católica Apostólica Romana) Ex capellán Castrense ( militar) Fue luego de alejarse de su Iglesia de origen -teniendo la inquietud de una Iglesia nacional -comenzó con consultas en EEUU y luego viajó a Brasil, sede de la Iglesia Brasileña I.C.A.B. Allí, Dom. Carlos Duarte Costa había fundado el 6 de julio de 1945 la Iglesia Nacional de Brasil. En 1971 la I.C.A.A. había sido registrada en Culto (Nº 1271).
El padre Morizio Domínguez recibe recién el 6 de julio de 1972 la consagración Episcopal de manos de Dom. Luigi Máscolo
En 1973, como Obispo Primado de la Argentina Monseñor Morizio crea la Diócesis de San Vicente que se suma a la de Buenos Aires y consagra a Monseñor Pedro Badanelli (abogado y escritor) que fuera sacerdote de la Iglesia Católia Apostólica Romana.
La I.C.A.A. a la que se le agrega el predicativo de NO ROMANA llega al interior. Berazategui, San Fernando (en la provincia de Buenos Aires) Córdoba, Tucumán, Salta, Jujuy y se sigue extendiendo a todo el país.
En 1980 consagra Obispo Auxiliar a Monseñor José Eugenio Tenca Rusconi.
En 1984 fallece Mons. Morizio.
Mons. Tenca Rusconi funda los “Sacerdotes Obreros Misioneros” dentro de la I.C.A.A.
En 1995 Mons. Tenca Rusconi Consagra Obispo a Mons. Luis Bergonzi Moreno.
En Diciembre de 2002 fallece Tenca Rusconi y asume como Primado Mons. Luis Bergonzi Moreno.
PRINCIPIOS
Respondiendo al mandato de Nuestro Señor Jesucristo, la Iglesia impulsa con renovada fuerza la urgente misión de evangelizar la cultura y las culturas. La Iglesia Católica Apostólica Argentina se reconoce a sí misma instrumento privilegiado en este empeño evangelizador, según las claras enseñanzas de Nuestro Señor Jesucristo.
Nosotros queremos trabajar con la juventud de nuestro barrio que está en peligro con el flagelo de la droga y el alcohol no teniendo en sus familias la contención necesaria para un satisfactorio desempeño de su formación personal, trabajando a la par de sus familiares y amigos siendo un refugio de contención y paz en el contexto sociocultural de la zona donde vivimos. También queremos crear un seminario diocesano en el cual estudien aquellos jóvenes que gracias a nuestro ejemplo y acompañamiento quieran servir de un modo más comprometido en la Iglesia Católica Apostólica Argentina.
La misión de la Iglesia Católica Apostólica Argentina es la constante búsqueda de la verdad mediante la investigación, la conservación y la comunicación del saber humano para bien de la sociedad, en un marco de excelencia académica, liderazgo en el campo del conocimiento y compromiso con la comunidad, sin miedo al oscurantismo y al progreso de la ciencia.
Al mismo tiempo, en la Iglesia Católica Apostólica Argentina, en cuanto Católica, los estudios y enseñanzas se han de realizar e impartir a la luz de la Fe, es decir, del reconocimiento de la Verdad Revelada, de tal forma que la actividad sea presidida e inspirada por dicha verdad, que se encuentra en la Sagrada Escritura y en la Tradición, con la guía del Magisterio de la Iglesia que, por institución divina, es su maestra y custodia. Por ello, la fe católica impregna:
• la investigación y la enseñanza,
• la formación de los miembros de la comunidad y
• la misión de servicio y compromiso con la sociedad y la Iglesia.
La Iglesia organiza la enseñanza y formación integral para preparar a la juventud y a todas aquellas personas con vocación, en la labor específica de la cultura, de la investigación científica, del ministerio de la docencia superior y en el ejercicio de las profesiones liberales, cuidando de promover tanto su especialización científica, profesional, artística o técnica, cuanto su cultura universitaria y superior, haciéndola capaz de ejercer su vocación con competencia y un recto sentido católico de los propios deberes y cumplir así un rol fundamental en la sociedad.
Por su propia identidad, la Iglesia Católica Apostólica Argentina debe dar una respuesta adecuada a los graves problemas contemporáneos, particularmente de la realidad Argentina y regional, en el complejo campo de la cultura intelectual moderna, descubriendo en la Palabra revelada por Dios una interpelación, un mandato y un sustento.
La Iglesia Católica Apostólica Argentina procura lograr “una presencia, por así decir, pública, continua y universal del pensamiento cristiano en todo esfuerzo tendiente a promover la cultura superior y, también, a formar hombres insignes por el saber, preparados para desempeñar funciones de responsabilidad en la sociedad y a testimoniar su fe en el mundo”.
Como institución independiente de la administración de Roma, la Iglesia Católica Apostólica Argentina, conforme le fuera eventualmente solicitado por los Obispos diocesanos, en la medida de sus posibilidades y cumpliendo con las normas canónicas y civiles, podrá crear sedes en todo el país, salvadas las condiciones de racionabilidad y factibilidad académica y económica de cada proyecto.
Para todo ello, se ha de constituir como auténtica comunidad, es decir, espacio humano vitalizado por la fe que brinda un desarrollo equilibrado e integral de la persona.
En su misión, la Iglesia está animada por un espíritu evangélico misionero, de apertura y pluralismo. Por ello ha de proveer el ámbito donde se promueva el diálogo entre creyentes y no creyentes, sin renunciar a la verdad, en la mayor caridad.
En resumen, La Iglesia Católica Apostólica Argentina ha de brindar una formación integral, que realice la síntesis entre excelencia en el campo profesional y compromiso social desde una cosmovisión humanístico-cristiana.
LINEAS DE ACCIÓN
Para garantizar en los próximos años la concreción de los principios que se enuncian precedentemente, se adoptarán las siguientes líneas de acción.
La misión de la Iglesia ha de impregnar vitalmente toda su estructura y reflejarse en cada una de sus actividades, de tal manera que se constituya como un centro de altos estudios, según la más rigurosa concepción de una auténtica institución de formación profesional, mediante equipos de investigación, enseñanza y servicios de excelencia constituidos por profesores y estudiosos calificados que preparen a los jóvenes para que ejerzan su vocación con competencia y un recto sentido católico de sus deberes.
El diálogo entre ciencia y fe, señalado como prioritario por la Iglesia, se ha de asumir en toda la institución, ante todo, en el ejercicio ordinario de la docencia y la investigación, y mediante acciones concretas que fomenten una efectiva integración del saber. Particularmente, se promoverán cursos, conferencias, jornadas y trabajos de investigación, fundamentalmente a través de la comisión para la integración del saber y de cada una de las Instituciones Educativas que quieran colaborar con nuestro proyecto. Las Facultades de Teología y de Filosofía y Letras han de desempeñar un papel fundamental en este campo.
Las asignaturas filosóficas y teológicas deberán implementarse y articularse en conjunción con las disciplinas específicas, de modo que respondan a la unidad del saber y la formación integral del alumno. Estarán presentes en los planes de estudio de las diferentes carreras de manera tal que sean realmente formativas. Con motivo de la renovación de los planes de estudio, los docentes formarán una comisión que estudie esta temática y eleve sus conclusiones al rector de dicha institución.
Para la conformación de una auténtica comunidad evangelizadora han de promoverse encuentros y actividades espirituales, pastorales, culturales, sociales y recreativas destinadas a alumnos, docentes, graduados, directivos y administrativos. Una especial atención merece la integración de los alumnos que estudian en el seminario diocesano de la Iglesia Católica Apostólica Argentina que están en todo el país. Para tal fin, se ha de procurar una acción convergente de la Comisión de Espiritualidad y Acción Pastoral de la Parroquia y de las unidades académicas, especialmente a través de los tutores de los primeros años de estudio y del diseño de actividades comunes de integración, como los cursos de ambientación, “Cultura FUCOA ”, etc.
Las actividades deportivas y artísticas serán promovidas como valiosos instrumentos para un desarrollo integral de la persona y la integración de la comunidad parroquial.
Desde su identidad eclesial y conciente de su misión social, la Iglesia debe ser instrumento cada vez más eficaz de progreso cultural tanto para las personas como para la sociedad y debe empeñarse con espíritu cristiano de servicio a los demás en la promoción de la justicia social, al servicio del crecimiento integral de la persona.
Para lograr una Comunidad comprometida se debe impulsar a docentes, estudiantes, directivos y personal no docente a que formen una comunidad auténticamente humana, animada por el Espíritu de Cristo y que se distinga por su apertura solidaria al prójimo y su compromiso con los más necesitados.
Este compromiso con la comunidad se materializa en acciones concretas de extensión, productos de investigación, servicios y transferencias de tecnología.
Para el desarrollo de actividades de prestación de servicios se definirá una política adecuada para nuestra Institución, que permita que dichas actividades se complementen con las tareas de docencia e investigación.
La Iglesia establecerá y mantendrá vínculos con los diversos ámbitos disciplinarios y profesionales con el fin de actualizar el conocimiento que imparte, conocer el estado de cada ciencia y facilitar a sus estudiantes y graduados el acceso a ideas, información y trabajos de actualización de especialistas locales y externos.
Asimismo, mediante el aporte de su excelencia académica, la Iglesia se vincula con instituciones de Educación Superior, de tal manera que aquellos egresados que tuvieren vocación universitaria puedan continuar sus estudios. También se relaciona con otras instituciones del sistema educativo, a través de los acuerdos pertinentes que procuran atender sus requerimientos.
Para lograr una Comunidad Comprometida se necesita la colaboración de todos y cada uno de los miembros de la comunidad. Para ello, se fijan las siguientes líneas de acción:
Se promoverán programas y proyectos solidarios y de servicio comunitario. Estas actividades incluirán –prioritariamente- servicios a centros comunitarios, comedores infantiles y movimientos eclesiales, otorgando preferencia a la “opción preferencial por los pobres”. Eventualmente se estudiará la implementación de proyectos sociales para regiones marginales del país.
Asimismo, en la medida de sus posibilidades la Iglesia colaborará con organizaciones eclesiales y no gubernamentales en el desarrollo de programas y proyectos de extensión.
En esta materia, la labor del Centro Coordinador de Apoyo al Tercer Sector será acompañada por actividades de extensión desarrolladas en otras unidades de la Iglesia.
La Iglesia Católica Apostólica Argentina definirá una política de servicios a terceros, respetando sus características propias y su misión específica y, adoptará las medidas para implementar servicios a terceros, de transferencia de tecnología y de consultoría externa.
Se programará la actividad de extensión cultural de la Iglesia Católica Apostólica Argentina mediante la organización de cursos para docentes, alumnos, administrativos y sus núcleos familiares.
La Secretaría Académica implementará las medidas tendientes a promover la vinculación con instituciones de Educación Superior no universitarias, especialmente para facilitar a sus egresados la continuación de estudios universitarios.
La Iglesia está abierta a la sociedad poniendo a disposición de distintas entidades de bien público su “campus”, para la concreción de actividades de tipo religiosas, artísticas, culturales y deportivas, en especial durante los fines de semana.
Con el propósito de cumplir con la misión de integrar la acción de la Iglesia Católica Apostólica Argentina con la sociedad y considerando sus implicancias académicas y de infraestructura, se estudiará la posibilidad de desarrollar un micro polo tecnológico donde converjan la investigación de la Iglesia, la actividad y aportes de empresas, el asesoramiento y financiamiento de organismos nacionales e internacionales de educación.
Somos un grupo de profesionales que motivados por la gran necesidad de asistencia al que sufre aceptando al otro como un legítimo otro sin discriminar a nadie queremos promover el progreso cultural y social de la zona donde ejercemos nuestra acción.
lunes, 31 de octubre de 2011
martes, 28 de junio de 2011
LA IGLESIA CATOLICA APOSTÓLICA ARGENTINA
Cada Iglesia o denominación cristiana tiene su filosofía, esto quiere decir, su manera de interpretar, entender y colocar en práctica las enseñanzas de la Biblia. LA IGLESIA CATOLICA APOSTOLICA ARGENTINA tiene los mismos principios doctrinarios de la Iglesia Católica Apostólica Romana, diferenciándose sólo en algunas costumbres y dando énfasis a algunos aspectos del ministerio del Señor Jesucristo y Sus Apóstoles.
LA IGLESIA CATOLICA APOSTOLICA ARGENTINA expresa su fe, teniendo por fundamento de su predicación, las siguientes afirmaciones:
1 Hay un sólo Dios, Vivo, Verdadero y Eterno, de Infinito Poder y Sabiduría, Creador y Conservador de todas las cosas visibles e invisibles. En la Unidad de Su Divinidad, Poder y Misterio hay tres Personas distintas, de existencia Eterna, iguales en Santidad, Justicia, Sabiduría, Poder y Majestad a saber: Dios-Padre, Dios-Hijo y Dios-Espíritu Santo.
2 Dios-Padre fue el Primero en manifestarse al hombre, desde Adán, hasta al nacimiento del Señor Jesucristo, para traer la Ley y los Mandamientos.
3 Dios-Hijo, Señor Jesucristo, que fue el Segundo en manifestarse al hombre, nació del vientre de la virgen María, por obra y gracia del Espíritu Santo. Él que es la Palabra encarnada del Padre, tomó la naturaleza humana, reuniendo así dos naturalezas enteras y perfectas; la Divina y la humana, para ser conocido por verdadero Dios y verdadero Hombre, que sufrió, fue crucificado, muerto y sepultado, reconciliándonos así con Dios-Padre, haciendo la expiación de nuestros pecados y garantizándonos la sanidad y la liberación de todos nuestros sufrimientos.
El Señor Jesús verdaderamente resucitó de entre los muertos, y tomó otra vez su cuerpo original, con todas las cosas pertenecientes a la perfección de la naturaleza humana y subió al cielo. Él se sentó a la derecha de Dios-Padre, de donde ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos. El profeta Isaías habló de Él cuando dijo: “Despreciado y rechazado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él, el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. Ciertamente llevó él nuestras enfermedades y sufrió nuestros dolores, y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados, el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por sus llagas fuimos nosotros curados.” (Isaías 53:3-5)
4 La manifestación de la Tercera Persona de la Santísima Trinidad, Dios-Espíritu Santo, es hecha en el corazón humano para convencerlo del pecado, de la justicia y del juicio. Cuando cometemos algún desliz, entonces Él muestra por medio de nuestra conciencia que pecamos y permite nuestro arrepentimiento.
Él procede de Dios-Padre y del Dios-Hijo y lleva al ser humano a tener un encuentro real con el Señor Jesús; opera en la santificación del seguidor del Hijo, guía a la Iglesia, a las condiciones para que el cristiano tenga Su carácter y, para que él realice lo mismo y mucho más que Su Hijo hizo durante Su ministerio terreno, según las propias Palabras del Señor: “De cierto, de cierto os digo: el que en mí cree, las obras que yo hago, él también las hará, y aún mayores hará, porque yo voy al Padre” (Juan 14:12).
5 La Biblia, que es la Palabra de Dios, fue escrita por hombres divinamente inspirados. Ella es el modelo infalible por el cual la conducta humana y las opiniones deben ser juzgadas. “Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en la justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” (2 Timoteo 3:16-17).
6 La justificación del hombre solamente se realiza por la fe en el Señor Jesucristo, por lo que está escrito: “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo, por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia por la cual estamos firmes, y nos gloriamos” (Romanos 5:1-2).
7 El bautismo con el Espíritu Santo es un acto de la gracia de Dios; es una experiencia adquirida por la fe de aquel que desea la purificación y la santidad en su vida. Ese bautismo es realizado personalmente por el Señor Jesús y tiene por real evidencia la transformación del carácter humano por el carácter de Dios además de poder hablar en lenguas extrañas.
8 El bautismo en las aguas, en el Nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo, no es un medio exclusivo de la salvación, sino que es parte de ella. El bautismo en las aguas es un acto de profesión de fe pública con vistas a la sepultura del cuerpo del pecado o de la natureza pecaminosa para vivir una nueva vida, la vida de hijo de Dios. Después del bautismo en las aguas es necesario que suceda obligatoriamente un cambio en la vida, esto es: el bautizado no deberá continuar con los mismos hábitos equivocados que tenía antes, por ejemplo: los vicios, el mal genio, el egoísmo, tener placer al actuar mal, en desacuerdo con el carácter de Dios etc.
9 Los siete dones del Espíritu Santo tienen un lugar exacto para nosotros en los días de hoy, son parte integrante de la obra expiatoria del Señor Jesucristo. Con respecto al don de profecía nosotros hemos visto el gran engaño que el diablo y sus demonios han sembrado entre los cristianos sinceros e inconstantes. Muchas personas han perdido hasta la salvación por haber sido ilusionadas por “profecías” que jamás salieron de la boca de Dios; casamientos que se han formado y matrimonios que se han deshecho por intermedio de profecías. De allí, LA IGLESIA CATOLICA APOSTOLICA ARGENTINA adopta el sistema de fundamentar su fe exclusivamente en la Palabra de Dios escrita, esto es: la Biblia Sagrada. Si acaso alguien dijera alguna profecía, entonces la persona debe ser bien investigada no sólo en la iglesia, sino sobre todo en su casa y trabajo. Además de eso, se debe esperar que aquella profecía se cumpla para entonces creer en ella. Todo esto aún no confirma que aquel cristiano es un profeta, pues los dones del Espíritu Santo sólo le pertenecen a Él; y Él usa aquellos cuyas vidas son un ejemplo dentro de sus respectivas casas, trabajos e iglesias.
Por una cuestión de celo y cuidado nosotros hemos preferido dejar que sólo el Espíritu Santo nos hable por Su Palabra y hasta hoy eso nos ha dado resultado, pues LA IGLESIA CATOLICA APOSTOLICA ARGENTINA ha crecido en todo el mundo sustentada solamente por la Biblia Sagrada.
10 La Santa Eucaristía es la ceremonia más importante dentro del Catolicismo. No es sólo un símbolo de la participación del Cuerpo y de la Sangre del Señor; es realmente una participación y comunión física de un Señor espiritual con la finalidad de fortalecer a la Iglesia tanto física como espiritualmente, rememorando la muerte del Señor hasta que Él venga. Además de eso, la Eucaristía sirve para una renovación de los votos de alianza con Dios por medio de la sangre del Señor Jesús y alimento de nuestra alma.
11 Los diezmos y las ofrendas son tan sagrados, tan santos como la Palabra de Dios. Los diezmos significan fidelidad y las ofrendas el amor del siervo hacia el Señor. No se puede disociar los diezmos y las ofrendas de la obra redentora del Señor Jesús; significan, en verdad, la sangre de los salvos en favor de aquellos que necesitan de la salvación.
12 La Iglesia visible del Señor Jesús es la reunión de todos los cristianos fieles, unidos unos a otros en la fe y en la comunión del Evangelio, observando los mandamientos del Señor, gobernados por Su Espíritu, por Su Palabra y por Su Nombre.
13 El Señor Jesucristo concedió autoridad espiritual a Sus seguidores, no solamente para curar a los enfermos y expulsar a los demonios, pero sobretodo llevar Su Palabra con el poder del Espíritu Santo a todo el mundo y hacer discípulos.
14 Todos los cristianos tienen derecho a una vida abundante según las palabras del Señor Jesús: “… yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (Juan 10:10).
15 Todos los cristianos deben desear el regreso del Señor Jesús lo más pronto posible. La venida será en forma imprevista y eso significa, que todos los cristianos siempre deben estar preparados para recibirlo en su carazón.
16 El objetivo final de una relación permanente con el Señor Jesús por la fe es la vida eterna, la cual Él prometió a todos los que perseveren hasta el fin. “Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda” (Apocalipsis 21:8).
LA IGLESIA CATOLICA APOSTOLICA ARGENTINA expresa su fe, teniendo por fundamento de su predicación, las siguientes afirmaciones:
1 Hay un sólo Dios, Vivo, Verdadero y Eterno, de Infinito Poder y Sabiduría, Creador y Conservador de todas las cosas visibles e invisibles. En la Unidad de Su Divinidad, Poder y Misterio hay tres Personas distintas, de existencia Eterna, iguales en Santidad, Justicia, Sabiduría, Poder y Majestad a saber: Dios-Padre, Dios-Hijo y Dios-Espíritu Santo.
2 Dios-Padre fue el Primero en manifestarse al hombre, desde Adán, hasta al nacimiento del Señor Jesucristo, para traer la Ley y los Mandamientos.
3 Dios-Hijo, Señor Jesucristo, que fue el Segundo en manifestarse al hombre, nació del vientre de la virgen María, por obra y gracia del Espíritu Santo. Él que es la Palabra encarnada del Padre, tomó la naturaleza humana, reuniendo así dos naturalezas enteras y perfectas; la Divina y la humana, para ser conocido por verdadero Dios y verdadero Hombre, que sufrió, fue crucificado, muerto y sepultado, reconciliándonos así con Dios-Padre, haciendo la expiación de nuestros pecados y garantizándonos la sanidad y la liberación de todos nuestros sufrimientos.
El Señor Jesús verdaderamente resucitó de entre los muertos, y tomó otra vez su cuerpo original, con todas las cosas pertenecientes a la perfección de la naturaleza humana y subió al cielo. Él se sentó a la derecha de Dios-Padre, de donde ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos. El profeta Isaías habló de Él cuando dijo: “Despreciado y rechazado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él, el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. Ciertamente llevó él nuestras enfermedades y sufrió nuestros dolores, y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados, el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por sus llagas fuimos nosotros curados.” (Isaías 53:3-5)
4 La manifestación de la Tercera Persona de la Santísima Trinidad, Dios-Espíritu Santo, es hecha en el corazón humano para convencerlo del pecado, de la justicia y del juicio. Cuando cometemos algún desliz, entonces Él muestra por medio de nuestra conciencia que pecamos y permite nuestro arrepentimiento.
Él procede de Dios-Padre y del Dios-Hijo y lleva al ser humano a tener un encuentro real con el Señor Jesús; opera en la santificación del seguidor del Hijo, guía a la Iglesia, a las condiciones para que el cristiano tenga Su carácter y, para que él realice lo mismo y mucho más que Su Hijo hizo durante Su ministerio terreno, según las propias Palabras del Señor: “De cierto, de cierto os digo: el que en mí cree, las obras que yo hago, él también las hará, y aún mayores hará, porque yo voy al Padre” (Juan 14:12).
5 La Biblia, que es la Palabra de Dios, fue escrita por hombres divinamente inspirados. Ella es el modelo infalible por el cual la conducta humana y las opiniones deben ser juzgadas. “Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en la justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” (2 Timoteo 3:16-17).
6 La justificación del hombre solamente se realiza por la fe en el Señor Jesucristo, por lo que está escrito: “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo, por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia por la cual estamos firmes, y nos gloriamos” (Romanos 5:1-2).
7 El bautismo con el Espíritu Santo es un acto de la gracia de Dios; es una experiencia adquirida por la fe de aquel que desea la purificación y la santidad en su vida. Ese bautismo es realizado personalmente por el Señor Jesús y tiene por real evidencia la transformación del carácter humano por el carácter de Dios además de poder hablar en lenguas extrañas.
8 El bautismo en las aguas, en el Nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo, no es un medio exclusivo de la salvación, sino que es parte de ella. El bautismo en las aguas es un acto de profesión de fe pública con vistas a la sepultura del cuerpo del pecado o de la natureza pecaminosa para vivir una nueva vida, la vida de hijo de Dios. Después del bautismo en las aguas es necesario que suceda obligatoriamente un cambio en la vida, esto es: el bautizado no deberá continuar con los mismos hábitos equivocados que tenía antes, por ejemplo: los vicios, el mal genio, el egoísmo, tener placer al actuar mal, en desacuerdo con el carácter de Dios etc.
9 Los siete dones del Espíritu Santo tienen un lugar exacto para nosotros en los días de hoy, son parte integrante de la obra expiatoria del Señor Jesucristo. Con respecto al don de profecía nosotros hemos visto el gran engaño que el diablo y sus demonios han sembrado entre los cristianos sinceros e inconstantes. Muchas personas han perdido hasta la salvación por haber sido ilusionadas por “profecías” que jamás salieron de la boca de Dios; casamientos que se han formado y matrimonios que se han deshecho por intermedio de profecías. De allí, LA IGLESIA CATOLICA APOSTOLICA ARGENTINA adopta el sistema de fundamentar su fe exclusivamente en la Palabra de Dios escrita, esto es: la Biblia Sagrada. Si acaso alguien dijera alguna profecía, entonces la persona debe ser bien investigada no sólo en la iglesia, sino sobre todo en su casa y trabajo. Además de eso, se debe esperar que aquella profecía se cumpla para entonces creer en ella. Todo esto aún no confirma que aquel cristiano es un profeta, pues los dones del Espíritu Santo sólo le pertenecen a Él; y Él usa aquellos cuyas vidas son un ejemplo dentro de sus respectivas casas, trabajos e iglesias.
Por una cuestión de celo y cuidado nosotros hemos preferido dejar que sólo el Espíritu Santo nos hable por Su Palabra y hasta hoy eso nos ha dado resultado, pues LA IGLESIA CATOLICA APOSTOLICA ARGENTINA ha crecido en todo el mundo sustentada solamente por la Biblia Sagrada.
10 La Santa Eucaristía es la ceremonia más importante dentro del Catolicismo. No es sólo un símbolo de la participación del Cuerpo y de la Sangre del Señor; es realmente una participación y comunión física de un Señor espiritual con la finalidad de fortalecer a la Iglesia tanto física como espiritualmente, rememorando la muerte del Señor hasta que Él venga. Además de eso, la Eucaristía sirve para una renovación de los votos de alianza con Dios por medio de la sangre del Señor Jesús y alimento de nuestra alma.
11 Los diezmos y las ofrendas son tan sagrados, tan santos como la Palabra de Dios. Los diezmos significan fidelidad y las ofrendas el amor del siervo hacia el Señor. No se puede disociar los diezmos y las ofrendas de la obra redentora del Señor Jesús; significan, en verdad, la sangre de los salvos en favor de aquellos que necesitan de la salvación.
12 La Iglesia visible del Señor Jesús es la reunión de todos los cristianos fieles, unidos unos a otros en la fe y en la comunión del Evangelio, observando los mandamientos del Señor, gobernados por Su Espíritu, por Su Palabra y por Su Nombre.
13 El Señor Jesucristo concedió autoridad espiritual a Sus seguidores, no solamente para curar a los enfermos y expulsar a los demonios, pero sobretodo llevar Su Palabra con el poder del Espíritu Santo a todo el mundo y hacer discípulos.
14 Todos los cristianos tienen derecho a una vida abundante según las palabras del Señor Jesús: “… yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (Juan 10:10).
15 Todos los cristianos deben desear el regreso del Señor Jesús lo más pronto posible. La venida será en forma imprevista y eso significa, que todos los cristianos siempre deben estar preparados para recibirlo en su carazón.
16 El objetivo final de una relación permanente con el Señor Jesús por la fe es la vida eterna, la cual Él prometió a todos los que perseveren hasta el fin. “Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda” (Apocalipsis 21:8).
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